Hace varios días, leyendo una entrevista a una persona vinculada al mundo de la escritura, me llamó la atención que emplease indistintamente los términos autopublicación y autoedición cuando en realidad de lo que hablaba era de autopublicación. La creencia de que ambos conceptos son sinónimos está muy extendida, al igual que ocurre con portada y cubierta o galeradas y compaginadas; pero, en realidad, aunque están asociados, no significan lo mismo.
En este breve post te explico de forma muy sencilla en qué consiste cada uno de ellos. ¡Vamos allá 😉!
Autoedición vs. autopublicación
Si bien es cierto que por lo general van de la mano y que tanto en una como en otra las tareas corren a cargo —aunque no siempre— y/o son gestionadas por el propio autor, la autoedición hace referencia al proceso de editing del manuscrito (corrección, maquetación, diseño de cubiertas…), y la autopublicación alude a las fases de impresión, distribución y venta.
Así pues, cuando el escritor se encarga de editar su obra (es él quien la corrige, maqueta, realiza los diseños pertinentes…) hablaríamos de autoedición, mientras que cuando lleva a cabo su publicación y distribución (trata con la imprenta, realiza los trámites legales, acuerda su venta directamente con los libreros…), lo haríamos de autopublicación.
Por tanto, no puede aludirse a dichos términos como si fueran una sola cosa, puesto que no lo son. De hecho, a pesar de estar estrechamente ligados, ya que en la concepción y vida de un libro el uno depende del otro, puede haber autopublicación sin autoedición y viceversa. Es decir, cabe la posibilidad de que un escritor autopublique (él mismo se encarga de coordinar la impresión de los ejemplares y distribuirlos para la venta), pero no haya autoeditado, sino que haya derivado los trabajos de edición —todos o alguno— a terceras personas. O al revés, que se haya encargado personalmente de editar el manuscrito, pero que contrate los servicios de una empresa externa para su publicación y distribución.
Galeradas vs. compaginadas
Como indicaba hace unas semanas en el post dedicado a la corrección de compaginadas, ambos conceptos son diferentes, aunque, como ocurría en el caso de la autoedición y la autopublicación, están relacionados entre sí. Y es que las compaginadas son el resultado de ajustar las galeradas a las páginas. Es decir, las galeradas podrían considerarse como un copia-pega del texto sobre la página tal cual, mientras que en las compaginadas este ya se presentaría maquetado y con el diseño final (estilos aplicados, interlineados fijados…).
También hay que destacar que las galeradas, previas en el proceso de edición a las compaginadas, inciden en los aspectos ortotipográficos. Por su parte, las compaginadas prestan mayor atención a los elementos estéticos de la composición final del libro impreso (paginación, márgenes, posición del texto en la página, estilos…).
Cubierta vs. portada
Sin duda alguna, la confusión más frecuente; quizá por el hecho de que ambas pueden entenderse como sinónimos…, pero con matices. Lo mejor es que veamos las definiciones de cada una 😉.

Cubierta
➡ Las cartulinas que recubren el libro por sus partes delantera y trasera, así como por el lomo.
➡ Cartulina exterior delantera que, por lo general, reproduce los datos de la portada.
Portada
➡ Primera página (impar) del libro. En ella figuran el título de la obra, el nombre del autor y la editorial. A veces también puede incluir el lugar y el año de la impresión.
➡ Cubierta delantera del libro (¿Buscas fotos molonas para su diseño? 👉 Pincha aquí).
Por cierto, la portada tampoco debe confundirse con la portadilla. También conocida como anteportada, puesto que la precede, es la primera página impar impresa del libro. En la misma solo aparece el título de la obra, y no todos los libros cuentan con ella (a diferencia de la portada).
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Ahora te toca a ti: ¿autoeditas, autopublicas o ambas cosas? ¿Te resulta tedioso corregir las compaginadas? ¿Disfrutas con el diseño de la cubierta de tu novela o prefieres externalizarlo? Cuéntamelo en un comentario 😀.